Kenneth Charney, 12 derribos, es el Argentino que históricamente más victorias aire-aire alcanzó. Héroe Argentino de la 2° Guerra Mundial - Piloto de la RAF.
Mas de 550 aviadores argentinos volaron a favor del bloque aliado durante la segunda guerra mundial. Entre ellos, Kenneth Charney (Quilmes, 1920-La Massana, 1982), quien viviera en Bahía Blanca hasta los 13 años y, gracias a la profesión de su padre -ejecutivo de la compañía Anglo Mexican Petroleum- conoció pioneros de la aviación como Antoine de Saint Exupéry, el autor de El principito, y piloto celebérrimo entonces enrolado en la línea postal que operaba en la Patagonia.
Al estallar la II Guerra Mundial, Kenneth fue uno de los cerca de 4.000 ciudadanos argentinos que se enrolaron en los ejércitos aliados. Charney ingresó en la RAF, la fuerza aérea británica, y a finales de 1941 inició su periplo bélico en la defensa de Malta. Fue aquí donde consiguió la primera de las siete victorias confirmadas y un Macchi 202 italiano-que coleccionó hasta el final de la conflagración. Elevado a la categoría de as de la aviación-cinco aviones enemigos abatidos, mínimo- fue el más letal de los pilotos argentinos de la II Guerra Mundial, con su mítico avión Spitfire. En Malta se ganó el apodo de Caballero Negro, por su temeraria táctica consistente en atacar de frente los escuadrones de bombarderos alemanes para provocar su estampida y proceder a liquidarlos uno a uno. Pero su momento de mayor gloria militar lo vivió tres años más tarde sobre los cielos de Normandía, donde tuvo a sus órdenes a Pierre Closterman, el gran as francés-23 victorias en sus alas-y donde fue el primer piloto aliado en descubrir los restos del VII Ejército Panzer en retirada, en una célebre acción que ha pasado a los libros de historia militar.
Charney desfiló por los escuadrones 185, 602 y 132 de la RAF. Con este último fue transferido al Pacífico, en diciembre de 1944, y estacionado en Sri Lanka-entonces, todavía Ceilán-para preparar la invasión de Malasia. No llegó a entrar en combate. A finales de la guerra entra al servicio de lord Mountbatten, el último virrey de la India, y reingresa inmediatamente después a la carrera militar, hasta que deja la RAF en 1970. Tras una breve periodo como instructor de la fuerza aérea saudí, se establece en España y, a mediados del decenio recala definitivamente en Andorra-primero en Soldeu, después en La Massana – con June Cherry, con quien se casaría en 1980.
El trabajo del historiador argentino Claudio Meunier permitió descubrir los restos de Charney en el Cementerio del Bosque de la Quera en La Massana, Andorra, cuando incluso la familia los había dado por desaparecidos. Pero no lo estaban, sino simplemente olvidados y en peligro inminente de desalojo, porque el alquiler del nicho había dejado de pagarse en 1988, y durante todo este tiempo se había acumulado una deuda de 1.291 euros que amenazaba la supervivencia de la humilde tumba.
En noviembre de 2008, El Periodic de Andorra se hacía eco en un reportaje titulado “El héroe sin nombre del nicho 209” del tristísimo destino de los restos de Kenneth Langley Charney olvidados en un nicho anónimo del cementerio. A raíz del reportaje, el Cementerio de La Massana se contactó con Meunier, se verificaron los datos, y la corporación colocó en el nicho 209 una modesta lápida – “Aquí fue enterrado Kenneth Langley Charney, héroe de la II Guerra Mundial”- que recuerda la identidad de su ilustre inquilino.
Meunier, además, ha asegurado que los restos de Charney no acaben en el osario mientras acaba de reunir los cerca de 11.000 euros que le permitirían repatriar el féretro a la Argentina, donde el aviador había manifestado en vida que quería ser enterrado. El final redondo de esta historia es por tanto una tumba con todos los honores en el cementerio de Bahía Blanca.
Preguntas a Claudio Meunier historiador y quien pudo descubrir y repatriar los restos del piloto argentinto:
--¿Charney puede ser considerado el mayor as de la aviación nacido en suelo argentino?
--"Sí, porque derribó 12 aviones enemigos y dañó seriamente a otros 16. Lo llamaban el Caballero Negro de Malta porque estuvo en la batalla de esa isla. Allí los pilotos tenían sólo dos opciones: la muerte o sobrevivir a una experiencia tan grande que, si lo lograban, se convertían en ases. "Charney estuvo en Malta, una isla estratégica codiciada por Hitler, junto a un rosarino llamado Miguel Le Bas. Los dos se transformaron en unos tipos increíbles, en jefes de escuadrilla, volaron más de 200 misiones a bordo de los cazas spitfire y sobrevivieron, lo que no es un dato menor. "Para tener idea de su importancia histórica basta agregar que Pierre Closterman, uno de los héroes más famosos de la aviación francesa, voló bajo sus órdenes y que aportó datos para el libro mediante una carta en la que recordó emocionado a su comandante".
--Este piloto ¿podría considerarse bahiense, pese a haber nacido en Quilmes?
--"Sí, porque su familia se radicó en nuestra ciudad cuando él apenas tenía meses. Vivió en el Hotel Atlántico, que estaba en Brown y Colón, hasta poco más de los 13 años y luego la familia se fue a Rosario. "Su padre, nacido en Inglaterra, expendía combustible para la Aeroposta. Había venido muy joven a Bahía Blanca y combatió en el Ejército de su país durante la Primera Guerra Mundial, logrando se condecorado con la Cruz Militar. Luego regresó a la Argentina.
-¿Qué datos pudo recabar de la infancia bahiense de Charney?
--"Era un chico bastante travieso, de esos que hoy serían llamados hiperkinéticos. A finales de la década del '20, cuando tenía apenas 10 años, le sacó el automóvil sin permiso a su padre y fue detenido en plena avenida Alem (en aquellos años conocida como avenida de las Quintas) por exceso de velocidad".
--¿Nunca se casó?
--El estuvo de novio con la hija de un diplomático pero, como al terminar la guerra sufría un terrible estrés psicológico por todo lo que había vivido, ella lo dejó y Charney nunca más volvió a ver a sus hijas. Esta es una historia que su familia no me contó, me fui enterando sólo, por conocidos y pilotos amigos."Después anduvo por todas partes, incluso en Pakistán, como agregado aéreo, y en 1970 la fuerza Aérea saudita lo llevó como instructor. Estaba jubilado de la RAF, pero necesitaba constantemente acción y consagró su vida al arte de la guerra".
--¿Cómo fueron sus últimos años?
--"Cuando se jubiló se fue a vivir a Andorra porque era amante del esquí, de la fotografía y de la buena música. Fue en esa época que, a raíz de tantos duros recuerdos que lo abrumaban, se volcó al alcohol. En 1982 murió de cáncer, seguramente por la radiación nuclear que contrajo en la década del '50, cuando participó de pruebas atómicas en el atolón de la isla Navidad, en el océano Pacífico. "Murió sólo, de una manera muy pobre y la familia no fue al entierro. Muchos vivían en Inglaterra y otros en la Argentina, y cuando pregunté por sus restos todos me dijeron que lo habían cremado porque en Andorra no había espacio suficiente en los cementerios".
--¿Y les creyó?
--"Me resultó muy sospechoso. Siempre tuve una mala espina con eso. Entonces empecé a investigar y terminé encontrando su tumba, que está en un nicho tan pobre que tiene sólo un número, el 209. "Averigüé en la comuna sobre ese lugar, que se llama La Massana y me dijeron que efectivamente está en un nicho y que se debe más de 2.000 euros de impuestos administrativos. Ya pedí que sus restos no sean reducidos o cremados. La idea es que no se pierdan y puedan ser traídos a Bahía Blanca.
Fragmento del Libro Alas de Trueno , Autores : Carlos Meunier, Carlos A. García y Oscar Rimondi.
Corrían los finales de los años treinta y Ken se sentía muy entusiasmado por la velocidad, conduciendo los automóviles de un modo peligroso. A la sazón, su padre era ya gerente general de la compañía Shell y vivían en Hurlingham. La guerra trajo a Ken, más que la defensa de un ideal, la oportunidad de probar al máximo su personal estilo de vida. Salió con el segundo contingente de voluntarios en el barco Highland Monarch teniendo 22 años. Cuando se reclutó en la RAF bajo el número de rango 112709, sus condiciones de piloto se manifestaron de manera inmediata. Sus instructores vieron en él a un potencial piloto de caza y sus amigos, al jovial joven que flechaba corazones femeninos al primer encuentro debido a su vertiginosa vida. Sin embargo, su corazón estaba ocupado por una joven americana que vivía en la ciudad de Rosario de nombre Jean. Varios de sus aviones se llamaron de esta manera en homenaje a esta joven. Ken fue entrenado en Gran Bretaña, ganando sus alas en abril de 1941. Con el grado de sargento piloto, operó por catorce meses como piloto de caza en el Escuadrón 91, tomando parte en sweeps y otro tipo de operaciones. Fue comisionado a finales de 1941, y en mayo del año siguiente salió para Malta, llevando consigo la recomendación del Air Vice Marshall comandante del Comando Sureste, sobre su potencial como líder de vuelo. (...).
El 5 de febrero de 1943, Ken recibe una gran noticia: gana la DFC (Cruz de Vuelo Distinguido) debido a su valentía y pericia al conducir su escuadrón durante la batalla de Malta. Las noticias de esta distinción salen en los diarios de Buenos Aires. Sin embargo, la mentalidad de Ken ha cambiado, la reciente pérdida de pilotos de su escuadrón y compañeros de la Argentina hace mella en su espíritu y lo vuelve un joven más autómata y triste. Ken recibe noticias de su próximo destino, en parte un descanso, pues será enviado al 53 OTU de cazas Spitfire, donde enseñará vuelo a nuevos pilotos. Aquellos lo recuerdan como un instructor exigente. (Pero) Ken se estaba cansando de esta monotonía de entrenar pilotos y quería volver al fragor de la batalla. Luego de pedidos insistentes y debido a su testarudez congénita, le dan un pase al Escuadrón Auxiliar 602 Ciudad de Glasgow. Antes de su llegada al escuadrón se comentaba de sus derribos en Malta, todos querían conocerlo. A su llegada encuentra el ambiente que necesita, los pilotos parecen una banda de forajidos, cosa que le cae muy bien a Ken y vuelve a ser una persona más alegre. En este escuadrón Ken conocerá a un nuevo gran amigo, Pierre Clostermann. (...) Tal vez uno de los aspectos más desconocidos de los actos de arrojo de Ken Charney fue que al inicio de las operaciones en la bolsa de Falaise, volando a baja altura descubrió una extensa columna de vehículos del VII Ejército alemán. A las 14.07 hs. dio su famoso mensaje por radio escueto pero preciso: "¡Manden a toda la Fuerza Aérea!". Minutos más tarde, los cielos de Vimoutiers-Orbec-Lisieux se poblaron de máquinas Mustang, Spitfire,Typhoon. La masacre había comenzado. Horas después llegó el reporte de la destrucción de 165 tanques y vehículos blindados. Las tropas de tierra enviaron un cable diciendo: "Un millón de congratulaciones por el estupendo trabajo que están realizando". (...) Ken dejó el Escuadrón 602 y fue destinado al Escuadrón 132. El escuadrón poseía aviones Spitfire MK IX. (...) Ken aumentó su score con el Escuadrón 132, el 13 de julio de 1944, cuando dañó a un Fw190 a 10 millas al sudoeste de Cabourg; en aquel épico combate contra un enjambre de cazas alemanes, logró dañar un Bf109 a 10 millas al sudoeste de Lisieux.
El 132 se encuentra volando en el área de Lisieux. El tórrido sol de los cielos franceses brilla con todo su esplendor. Ken está muy atento al control de radar que le está indicando la presencia de "chicos malos" en la zona de Lisieux. La voz del argentino se escucha por el intercom: "Nueve amiguitos a las cuatro y por arriba". Alguien gritó por la radio: "¡Vienen hacia nosotros!". Entonces, Ken los pudo ver mejor, eran sus viejos rivales los Fw190. Con un viraje amplio se dejaron caer intentando atacarlos por atrás. Ken ordenó separarse de a dos. Inmediatamente empujó con firmeza el mando de gases dando rienda suelta al motor, que se estremeció. Logró colocarse en la cola de un Fw190, se acercó rápidamente y desde unos 200 metros se preparó para disparar. El alemán trató de zafar dando un golpe de timón violento, pero Ken logró acomodarse nuevamente a la cola del germano y apretó el gatillo. El Fw190 estalló como una bomba de alto poder desapareciendo en medio de una enceguecedora explosión. Sólo restos incandescentes cayeron sobre la campiña francesa. Aquel día se le reconoció aquel Fw190. Con esta victoria se cerraba su score de combate, llevando su cuenta final a 7 aviones derribados, 4 probables y 8 dañados.
(Recordaría) Pierre Closterman:
"Vino el armisticio, como una puerta que se cierra, ocho días incomprensibles, una mezcla indefinida de alegría y de lamentos. "Aquella tarde la cantina parecía una extraordinaria velada fúnebre: los pilotos estaban desplomados sobre sus sillas, ni una conversación, ni un canto. Hacia las 11 de la noche, Bay conectó la radio. La BBC transmitía un reportaje desde las calles de Londres y de París, donde la multitud estrepitosa daba rienda suelta a su alegría. Todos los ojos se dieron vuelta hacia el aparato y en esos ojos había una especie de odio. "Estaba tan claro y era tan nuevo para mí, que, sorprendido, interrogué a Ken con la mirada. Escuché entonces un golpe y una cascada de vidrios rotos: alguien había arrojado por el aire una botella hacia todo aquel ruido, hacia todas aquellas personas que venían a imponernos sin pudor las manifestaciones de su alivio y de su libertad. "Uno a uno los pilotos se levantaron y en la cantina silenciosa no quedaron más que Ken, el barman indiferente y yo. Del aparato T.S.F. se filtraba un chillido lamentable. Levanté mi mirada otra vez hacia Ken. No hubo necesidad de palabra, nos comprendimos."Pasó media hora y entonces -lo juro- sentí que ellos estaban allí, todos alrededor nuestro en la oscuridad y el humo de los cigarrillos, como muchachos que han sido castigados injustamente y que están tristes. Estaban todos aquellos amigos nuestros que una hermosa mañana habían partido con sus Spitfire y Tempest y que no habían vuelto nunca. Bien, Pierre, ¡éste es el final! Ya no van a necesitarnos más. Fuimos a acostarnos, con Ken cerrando suavemente las puertas para no despertar al barman, que dormía en su taburete. Todo terminó."
El argentino Kenneth Charney, sentado dentro de la cabina de un Spitfire, junto con su camarada Pierre Clostermann
Kenneth Charney con un Spitfire del Escuadrón Nº 132 en la India en 1945.
Kenneth Charney